Arzobispado de Puerto Montt

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Opinión Arzobispo de Puerto Montt ¿Es posible el perdón?

Una de las más grandes contradicciones que experimentamos los seres humanos es que, por una parte, necesitamos vivir e interactuar con otras personas y, por otra, cuando vivimos con otros es probable que también vivamos conflictos, tensiones, disputas, agresiones y así una larga lista de situaciones que nos pueden llevar a la ruptura y división entre personas.

Pareciera que al mismo tiempo nos necesitamos y detestamos. De hecho, en la historia de la humanidad hay una infinidad de episodios en los que no solamente hay conflictos sino también que el conflicto se resuelve mal, a través de la violencia, la agresión o la imposición, en donde siempre alguien o un grupo queda herido, humillado o abatido.

En un plano más cotidiano de nuestra vida de todos los días, también experimentamos muchas veces la misma situación, es decir, conflictos que llevan a una ruptura severa que trae como consecuencia la separación o distanciamiento de personas que antes compartían parte o la totalidad de sus vidas. No es raro escuchar que alguien diga que con tal persona no se saluda, no se miran ni se toman en cuenta, aunque en el pasado eran amigos o miembros de la misma familia.

Ante esta constatación, muchas veces nos preguntamos si acaso es posible perdonar o si tiene alguna utilidad buscar el perdón con quien nos hemos distanciado por alguna ruptura. Conviene preguntarnos qué ganamos o qué perdemos con los vínculos rotos. Los que han experimentado el reencuentro con alguien alejado o la superación de la ruptura, saben que mientras no se resuelve dicha ruptura hay una pérdida irreparable, La constitución humana invita a vivir con otros, pues los demás son experimentados como un don que nos sostiene en la vida. Cuando falta quien antes era presencia constructiva, se transforma en ausencia demoledora, un vacío que hiela.

Una vez Pedro le preguntó a Jesús, “Señor, ¿cuántas veces tengo que perdonar las ofensas que me haga mi hermano? ¿hasta siete veces? Le dijo Jesús: No te digo hasta siete veces, sino hasta setenta veces siete” (Mt 18,21-22). La enseñanza de Jesús es que hay que perdonar siempre, algo que parece imposible, sobre todo cuando el daño es grande, pero cuando se ha experimentado el poder reconstituyente del perdón recibido, no se puede menos que abrirse a la generosidad de perdonar a los demás. Así se va sanando la humanidad herida por las disputas, tensiones, conflictos y agresiones.

 

+ Fernando Ramos Pérez

Arzobispo de Puerto Montt