Al mediodía de este 25 de diciembre, la comunidad arquidiocesana se reunió en la Catedral de Puerto Montt para celebrar la Misa de Navidad, presidida por el Arzobispo de Puerto Montt, Mons. Fernando Ramos, en un ambiente de profunda alegría y gratitud por el nacimiento del Señor.
En su homilía, el Arzobispo señaló que la Navidad prolonga y profundiza la celebración iniciada en la Nochebuena, recordando que el nacimiento del Niño Dios, representado en el pesebre, constituye un acontecimiento decisivo en la historia de la humanidad. No se trata solo del nacimiento de un niño, sino del Hijo de Dios que quiso hacerse uno de nosotros, compartiendo plenamente nuestra condición humana.
Mons. Ramos destacó que la Navidad es la gran fiesta de la visita de Dios a la humanidad. Dios, que nos ha creado, no ha querido permanecer distante, sino que sale al encuentro de las personas para ofrecerles la posibilidad de participar de su propia vida. En este misterio, afirmó, se funda la esperanza cristiana de superar las limitaciones humanas.
Finalmente, Mons. Ramos reflexionó sobre la fragilidad de la condición humana, marcada por el sufrimiento, los límites y la muerte, recordando que ninguna riqueza, conocimiento o avance tecnológico es capaz de superar por sí solo estas realidades. Frente a ello, afirmó que Dios envía a su Hijo para compartir nuestra vida, nuestra muerte y abrirnos, por su resurrección, el camino hacia la comunión plena con Dios.
La celebración concluyó con una invitación a vivir la Navidad como una verdadera fiesta de alegría y esperanza, acogiendo la visita de Dios y renovando el compromiso de vivir como hijos e hijas de un mismo Padre, reconociéndonos mutuamente como hermanos y hermanas.