Arzobispado de Puerto Montt

Benavente 385, piso 2, Puerto Montt | San Martín 184, Puerto Montt Correo: certificados@arzpm.cl | Teléfonos: 65 2253295 | 65 2252215
Generic selectors
Exact matches only
Search in title
Search in content
Post Type Selectors

Opinión: Entrada de Jesús en Jeruzalén

Para el antiguo pueblo de Israel, ir a la ciudad de Jerusalén significaba subir a la ciudad santa. Había que subir, porque la ciudad se encontraba en la cumbre de varias colinas, pero también había que subir porque allí se encontraba el templo de Jerusalén, signo y expresión de la presencia de Dios en medio de su pueblo; en el templo, el hombre subía y Dios bajaba.

Por eso cuando Jesús de Nazaret, acompañado de sus discípulos, fue a Jerusalén, hizo la correspondiente subida a la ciudad. Lamentablemente allí no encontró la santidad de sus moradores, sino que el odio, la calumnia, la violencia, el desprecio y la muerte en la cruz.

 

Para sus seguidores, la entrada de Jesús en Jerusalén fue su ingreso mesiánico, que lo reveló como el Mesías esperado. Sin embargo, fue un ingreso lleno de contrastes y preguntas: ¿por qué el Mesías subió para morir? ¿cuál fue la razón de que entrara montado en un burro pequeño? ¿no podría haber sido más triunfal? ¿acaso su poder divino no podría haber vencido al poder humano que lo llevó a la cruz como un delincuente?

La entrada de Jesús en Jerusalén, que celebramos hoy Domingo de Ramos, no es sólo el recuerdo de un hecho histórico; se trata más bien de hacer presente hoy lo que recordamos del ayer. A su vez, se transforma en la puerta de entrada de la semana santa, es decir, el conjunto de hechos dramáticos y dolorosos que narran los últimos días de la vida terrena de Jesús.

Para un historiador, siempre estos recuerdos serán importantes, sobre todo cuando se logran sintonizar con vestigios documentados o registrados de hechos de la época, de manera que se pueda verificar aún más que estos episodios sucedieron realmente hace 2000 años. Para el creyente, la perspectiva es distinta; lo que realmente interesa es sintonizar la vida personal con estos acontecimientos tan llenos de significado. El hecho de que Jesús haya experimentado la calumnia, el maltrato, el sufrimiento y la muerte de manera tan injusta, hace que se conecte con las condiciones más dolorosas y terribles que cualquier ser humano pueda experimentar en esta vida.

Al final de esta semana, nos volvemos a encontrar para celebrar el triunfo de Cristo a través de su resurrección. Será el momento de renovar nuestra esperanza desde la fe en que Dios no abandona a su pueblo y que la vida vence a la muerte.

 

+ Fernando Ramos Pérez

Arzobispo de Puerto Montt